jueves, 10 de octubre de 2013

Un mundo dentro de otro, nuevo comienzo y traspiés.

Cuando acabó de asearse, y de vestirse correctamente guardó la ropas sucia en un fardo, aguardando a que no hubiese nadie en el pasillo. No tenía ganas de discutir los chismorreos de la regente.
Por suerte logró evitarla hasta llegar a su cuarto, recogió su bolsa y guardó dentro la ropa sucia. Tomó unas monedas de un saquito oculto en la bolsa y fue en busca de la posadera, a la que entregó el dinero sin intercambiar palabra.
-¡Oh! ¿Ya te vas?- apenas podía contener la cara de satisfacción al sentir las monedas en su mano, el chico había pagado una noche más.- Espero que volváis pronto-
No soportaba a gente tan interesada.

En el camino de vuelta el mercado le pareció abarrotado, propio de las ciudades, pesó para sí mientras se veía obligado a pasar entre la gente y a sumergirse entre las voces de los comerciantes y compradores que se afanaban en regatear.
Se notaba que las horas de más calor habían pasado, aunque el sol aún apretaba. La multitud parecía renovada al pasar por entre los toldos del mercado situado en mitad de la calle central, lo que dificultaba enormemente el paso de los transeúntes. Y favorecía considerablemente la labor de los ladrones y pequeños rateros.

jueves, 3 de octubre de 2013

Un curioso episodio

Pensó que sería buena idea gastar un poco el tiempo con Ahmed, no quería correr riesgos de una huida si el otro le ayudaba.
Al entrar se encontró al joven ojeando un volumen que hacía tiempo, estaba acumulando polvo sobre el escritorio. Aparte del escritorio el mobiliario era bastante escaso. Una estantería abarrotada, un arcón y los elementos para poder asearse, una bañera y la jofaina que antes había usado Amin junto con una jarra colocados sobre un taburete. Un biombo separaba estos enseres del resto de la alcoba. A diferencia del resto de habitaciones, no había alfombras ni tapices en el cuarto, no obstante las paredes tenían evidencias de haber estado cubiertas por ellos.

jueves, 26 de septiembre de 2013

La pieza perdida y encontrada

Ya está si no lo había logrado posiblemente ese fuese su último movimiento, antes de que se preparase para la acometida Mawaffaq calló desplomado. Lo había logrado, había ganado. Del público comenzó a venir una serie de tímidos aplausos, que al poco se volvieron en un rabioso aplauso y comentarios de aprobación. El sultán se levantó del trono.
-Muchacho, el cargo es tuyo- no parecía convencido de que pudiese haberse dado aquella proeza, pero no dudaba de la fuerza ni de la habilidad de sus mejores hombres. Y era imposible el que Mawaffaq pudiese haber colaborado en algún ardid- Jamil se encargará de enseñarte lo que debes saber acerca del puesto.

jueves, 19 de septiembre de 2013

La selección (segunda parte)

La selección le había resultado agotadora, el último contrincante era idiota pero un auténtico mastodonte. Por suerte su tamaño y su agilidad de movimientos le habían supuesto una ventaja a la hora de esquivar sus golpes.
La audiencia estaba sorprendida, lo habían visto competir en lucha cuerpo a cuerpo con otros 9 candidatos, y aquel cuerpo pequeñito y delgado, cubierto de ropas extrañas, había logrado vencer a los mercenarios más oscos y bien musculados. Lo que no se esperaban es que la montaña de músculos que quedaba pudiese caer frente a un "niño".

En cuanto pudo recuperarse del asombro el paje que hacía de árbitro cantó la victoria. Los nobles y parte de los militares y siervos del castillo comenzaron tímidamente a aplaudir y vitorear.
Una carcajada profunda hizo que todos volviesen a la realidad, frenando en seco sus impulsos, devolviendo al silencio el salón del trono.